Centro Comunal Zonal 14

Construida en el siglo XIX a orillas del arroyo Miguelete, fue residencia de verano de Agustín de Castro y actualmente alberga el Centro Comunal del Municipio A de la Intendencia de Montevideo.

Las casas quintas fueron residencias de descanso construidas en las afueras urbanas entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. En Montevideo, especialmente en el barrio Prado, representaron una fusión entre lo rural y lo urbano, destacándose por sus jardines, arquitectura ecléctica y su integración con el paisaje natural.

Este proyecto busca difundir y valorar el patrimonio de estas residencias, combinando una mirada histórica, arquitectónica y social. A través de un enfoque gráfico y riguroso —con imágenes, modelos 3D y recorridos virtuales— se propone un análisis integral que pueda servir tanto para la restauración como para el estudio y la difusión.

La página funciona como un catálogo digital en expansión, abierto a futuras incorporaciones. Es una invitación a redescubrir el Prado y

su historia construida, recuperando estas arquitecturas desde la evocación y la memoria, con una mirada transformadora.

Las casas quintas fueron residencias de descanso construidas en las afueras urbanas entre finales del siglo XIX y comienzos del XX. En Montevideo, especialmente en el barrio Prado, representaron una fusión entre lo rural y lo urbano, destacándose por sus jardines, arquitectura ecléctica y su integración con el paisaje natural.

Este proyecto busca difundir y valorar el patrimonio de estas residencias, combinando una mirada histórica, arquitectónica y social. A través de un enfoque gráfico y riguroso —con imágenes, modelos 3D y recorridos virtuales— se propone un análisis integral que pueda servir tanto para la restauración como para el estudio y la difusión.

La página funciona como un catálogo digital en expansión, abierto a futuras incorporaciones. Es una invitación a redescubrir el Prado y su historia construida, recuperando estas arquitecturas desde la evocación y la memoria, con una mirada transformadora.

Historia del Prado

El Prado es uno de los barrios más emblemáticos de Montevideo, reconocido por su riqueza natural, su valor histórico y su singular arquitectura. Ubicado al noroeste de la ciudad, su geografía ondulada y su desarrollo en torno al arroyo Miguelete le confieren una identidad única.

Desde la época colonial, esta zona fue evolucionando: de ser un territorio rural y productivo, pasó a convertirse, entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, en un espacio residencial privilegiado. Fue el lugar elegido por la alta burguesía montevideana para levantar sus casas quintas, buscando una vida en contacto con la naturaleza, lejos del bullicio del centro.

La consolidación del Prado como barrio se dio de la mano de un proceso que integró arquitectura, urbanismo y paisaje. A este 

entorno se sumaron obras clave como el Parque El Prado, el Jardín Botánico, y diversos museos, transformando antiguas residencias privadas en espacios públicos de alto valor cultural.

Las quintas del Prado, construidas entre mediados del siglo XIX y principios del XX, reflejan una época marcada por el dinamismo económico, el optimismo social y la fe en el progreso y la ciencia. Estas residencias no solo eran símbolo de estatus, sino también expresión de un estilo de vida europeo, con influencias en los deportes, la salud, el mobiliario y el diseño de jardines.

Hoy, muchas de estas casas se encuentran fragmentadas, intervenidas o en deterioro. Aun así, el Prado conserva bajo sus árboles centenarios un valioso patrimonio —arquitectónico y vegetal— fruto del trabajo de arquitectos, paisajistas, jardineros y artesanos, que merece ser conocido, protegido y revalorizado.

1727 - Primeros asentamientos coloniales

Zona rural y productiva: Pedro Millán realiza el reparto de 86 chacras a orillas del arroyo Miguelete. Eran terrenos fértiles destinados a la labranza, base del perfil agrícola de la zona. La arquitectura doméstica era sencilla, de techos planos y patios centrales.

1747-1856 - El molino y el Miguelete como polo de atracción

La instalación del molino potencia la zona como punto de encuentro social y económico. Las chacras comienzan a transformarse en casas de campo con jardines, prefigurando la futura morfología del Prado.

1808-1851 - Guerras, abandono y transición

Durante las guerras de independencia y la Guerra Grande, muchas chacras fueron abandonadas. Sin embargo, tras la Paz de 1851, se reinstala el veraneo en el Prado y comienza la construcción de las primeras villas burguesas, inspiradas en modelos europeos.

1849 - José de Buschental y el parque privado

El financista adquiere terrenos entre Paso Molino y Duranas, instala una mansión rodeada de vegetación exótica. Otras familias (Mauá, Hughes, Castro, Sierra) hacen lo mismo, y juntos conforman lo que luego será el Parque del Prado.

1857 - Epidemia y cambio residencial

La fiebre amarilla impulsa a las familias de clase alta a trasladarse a sus quintas, consolidando al Prado como zona residencial permanente y no sólo estacional.

1860-1900 - Urbanización, inmigración y fragmentación

El crecimiento demográfico y la llegada de inmigrantes impulsan la parcelación de antiguas quintas. Conviven grandes residencias con viviendas más modestas.

1873 - Nace el parque público

La quinta del Buen Retiro se transforma en el Prado Oriental, primer parque público del país. Aunque el emprendimiento privado fracasa, sienta las bases del futuro Parque del Prado.

1882-1912 - Expropiaciones y consolidación del parque

La Junta Económica adquiere progresivamente más terrenos. Se incorporan las quintas de Castro y Sierra, se construye el Rosedal, el Jardín Botánico, el Hotel del Prado y se embellece la ciudad con influencia paisajística francesa.

1885-1930 - Exuberancia y eclecticismo

Época de esplendor: Auge de las quintas, se afianzan el parque, el rosedal, esculturas y paseos. Las quintas muestran una arquitectura ecléctica: palladiana, gótica, morisca, chinesca. Son espacios de lujo y ostentación, pero también privados e íntimos. Sus jardines exóticos revelan la mirada europeizada de la élite uruguaya.

1950 - 1970

Fragmentación y urbanización: Parcelación de quintas, crecimiento de vivienda media.

1980 - presente - Degradación y valor patrimonial

- Deterioro y olvido: Muchas quintas abandonadas o transformadas, aunque algunas se restauran.
- Nuevos esfuerzos de preservación: Iniciativas patrimoniales, académicas y culturales.
- El Prado sigue siendo un parque clave de Montevideo, aunque sufre fragmentación y pérdida. Hoy, el Plan de Ordenamiento Territorial reconoce su importancia paisajística, edilicia y patrimonial, proponiendo medidas de protección para su conservación.

Introducción: Villas Campestres, Palladianas

El eclecticismo en las casas quintas del Prado

Durante el siglo XIX, la arquitectura de las casas de campo evolucionó hacia un estilo pintoresco y ecléctico, influenciado por el jardín inglés y la tradición de reinterpretar estilos históricos y exóticos. Estas residencias, pensadas para el descanso y el contacto con la naturaleza, se alejaban de la rigidez urbana y adoptaban una estética más libre y expresiva.

En este contexto, las villas palladianas —inspiradas en el arquitecto italiano Andrea Palladio— ofrecían simetría, pórticos clásicos y una fuerte conexión con el paisaje. Con el tiempo, surgieron nuevas influencias como los chalets suizos, las casas rurales inglesas o los

 

modelos franceses, marcando una transición hacia la asimetría, la policromía y el uso de materiales como madera y ladrillo.

Las quintas del Prado incorporaron estos estilos, caracterizándose por:

  • Composición simétrica o pintoresca
  • Escaleras exteriores destacadas
  • Ventanas abundantes y patios amplios
  • Jardines diseñados para preservar la intimidad
  • Una arquitectura que mira hacia Europa pero se enraíza en lo local

Estas casas no fueron solo residencias: fueron símbolos culturales de una clase social que buscaba vivir con elegancia, confort y en armonía con la naturaleza.

Historia del Prado

 

El Prado es uno de los barrios más emblemáticos de Montevideo, reconocido por su riqueza natural, su valor histórico y su singular arquitectura. Ubicado al noroeste de la ciudad, su geografía ondulada y su desarrollo en torno al arroyo Miguelete le confieren una identidad única.

Desde la época colonial, esta zona fue evolucionando: de ser un territorio rural y productivo, pasó a convertirse, entre fines del siglo XIX y comienzos del XX, en un espacio residencial privilegiado. Fue el lugar elegido por la alta burguesía montevideana para levantar sus casas quintas, buscando una vida en contacto con la naturaleza, lejos del bullicio del centro.

La consolidación del Prado como barrio se dio de la mano de un proceso que integró arquitectura, urbanismo y paisaje. A este entorno se sumaron obras clave como el Parque El Prado, el Jardín Botánico, y diversos museos, transformando antiguas residencias privadas en espacios públicos de alto valor cultural.

Las quintas del Prado, construidas entre mediados del siglo XIX y principios del XX, reflejan una época marcada por el dinamismo económico, el optimismo social y la fe en el progreso y la ciencia. Estas residencias no solo eran símbolo de estatus, sino también expresión de un estilo de vida europeo, con influencias en los deportes, la salud, el mobiliario y el diseño de jardines.

Hoy, muchas de estas casas se encuentran fragmentadas, intervenidas o en deterioro. Aun así, el Prado conserva bajo sus árboles centenarios un valioso patrimonio —arquitectónico y vegetal— fruto del trabajo de arquitectos, paisajistas, jardineros y artesanos, que merece ser conocido, protegido y revalorizado.

1727 - Primeros asentamientos coloniales

Zona rural y productiva: Pedro Millán realiza el reparto de 86 chacras a orillas del arroyo Miguelete. Eran terrenos fértiles destinados a la labranza, base del perfil agrícola de la zona. La arquitectura doméstica era sencilla, de techos planos y patios centrales.

1747-1856 - El molino y el Miguelete como polo de atracción

La instalación del molino potencia la zona como punto de encuentro social y económico. Las chacras comienzan a transformarse en casas de campo con jardines, prefigurando la futura morfología del Prado.

1808-1851 - Guerras, abandono y transición

Durante las guerras de independencia y la Guerra Grande, muchas chacras fueron abandonadas. Sin embargo, tras la Paz de 1851, se reinstala el veraneo en el Prado y comienza la construcción de las primeras villas burguesas, inspiradas en modelos europeos.

1849 - José de Buschental y el parque privado

El financista adquiere terrenos entre Paso Molino y Duranas, instala una mansión rodeada de vegetación exótica. Otras familias (Mauá, Hughes, Castro, Sierra) hacen lo mismo, y juntos conforman lo que luego será el Parque del Prado.

1857 - Epidemia y cambio residencial

La fiebre amarilla impulsa a las familias de clase alta a trasladarse a sus quintas, consolidando al Prado como zona residencial permanente y no sólo estacional.

1860-1900 - Urbanización, inmigración y fragmentación

El crecimiento demográfico y la llegada de inmigrantes impulsan la parcelación de antiguas quintas. Conviven grandes residencias con viviendas más modestas.

1873 - Nace el parque público

La quinta del Buen Retiro se transforma en el Prado Oriental, primer parque público del país. Aunque el emprendimiento privado fracasa, sienta las bases del futuro Parque del Prado.

1882-1912 - Expropiaciones y consolidación del parque

La Junta Económica adquiere progresivamente más terrenos. Se incorporan las quintas de Castro y Sierra, se construye el Rosedal, el Jardín Botánico, el Hotel del Prado y se embellece la ciudad con influencia paisajística francesa.

1885-1930 - Exuberancia y eclecticismo

Época de esplendor: Auge de las quintas, se afianzan el parque, el rosedal, esculturas y paseos. Las quintas muestran una arquitectura ecléctica: palladiana, gótica, morisca, chinesca. Son espacios de lujo y ostentación, pero también privados e íntimos. Sus jardines exóticos revelan la mirada europeizada de la élite uruguaya.

1950 - 1970

Fragmentación y urbanización: Parcelación de quintas, crecimiento de vivienda media.

1980 - presente - Degradación y valor patrimonial

- Deterioro y olvido: Muchas quintas abandonadas o transformadas, aunque algunas se restauran.
- Nuevos esfuerzos de preservación: Iniciativas patrimoniales, académicas y culturales.
- El Prado sigue siendo un parque clave de Montevideo, aunque sufre fragmentación y pérdida. Hoy, el Plan de Ordenamiento Territorial reconoce su importancia paisajística, edilicia y patrimonial, proponiendo medidas de protección para su conservación.

Introducción: Villas Campestres, Palladianas

El eclecticismo en las casas quintas del Prado

Durante el siglo XIX, la arquitectura de las casas de campo evolucionó hacia un estilo pintoresco y ecléctico, influenciado por el jardín inglés y la tradición de reinterpretar estilos históricos y exóticos. Estas residencias, pensadas para el descanso y el contacto con la naturaleza, se alejaban de la rigidez urbana y adoptaban una estética más libre y expresiva.

En este contexto, las villas palladianas —inspiradas en el arquitecto italiano Andrea Palladio— ofrecían simetría, pórticos clásicos y una fuerte conexión con el paisaje. Con el tiempo, surgieron nuevas influencias como los chalets suizos, las casas rurales inglesas o los modelos franceses, marcando una transición hacia la asimetría, la policromía y el uso de materiales como madera y ladrillo.

Las quintas del Prado incorporaron estos estilos, caracterizándose por:

  • Composición simétrica o pintoresca
  • Escaleras exteriores destacadas
  • Ventanas abundantes y patios amplios
  • Jardines diseñados para preservar la intimidad
  • Una arquitectura que mira hacia Europa pero se enraíza en lo local

Estas casas no fueron solo residencias: fueron símbolos culturales de una clase social que buscaba vivir con elegancia, confort y en armonía con la naturaleza.

 

Situada en el histórico barrio Prado, una zona caracterizada por la convivencia de quintas señoriales, parques y áreas residenciales, la casa se encuentra rodeada de un entorno natural destacado, con abundante vegetación y la cercanía del arroyo Miguelete.

La propiedad se inserta en el predio con un amplio retiro desde la calle Camino Castro, lo que refuerza su carácter señorial. La densidad del arbolado frente a la casa actúa como un filtro visual desde la vía pública, generando un acceso más íntimo y un vínculo sutil entre la arquitectura y el paisaje circundante.

Situada en el histórico barrio Prado, una zona caracterizada por la convivencia de quintas señoriales, parques y áreas residenciales, la casa se encuentra rodeada de un entorno natural destacado, con abundante vegetación y la cercanía del arroyo Miguelete.

La propiedad se inserta en el predio con un amplio retiro desde la calle Camino Castro, lo que refuerza su carácter señorial. La densidad del arbolado frente a la casa actúa como un filtro visual desde la vía pública, generando un acceso más íntimo y un vínculo sutil entre la arquitectura y el paisaje circundante.

Construida en el siglo XIX, esta casa refleja el estilo ecléctico característico de la época. Ubicada a orillas del arroyo Miguelete, fue residencia de verano de Agustín de Castro, político y militar destacado.

Los hermanos Castro adquirieron sus quintas en 1866: la de Carlos desde la calle Sipe-Sipe hasta Avda. Millán; la de Agustín, hacia Avda. Agraciada en el Paso del Molino.

Las herederas vendieron la quinta para su anexión al Parque Prado, aumentando su extensión en once manzanas con notables plantaciones y bosque, incluyendo un tramo del arroyo Miguelete.

Actualmente, la casa principal funciona como Centro Comunal Zonal N°14, conservando ejemplares vegetales valiosos. La escuela pública ocupa parte del terreno. La casa presenta modificaciones y muchas funciones originales se han perdido.

Construida en el siglo XIX, esta casa refleja el estilo ecléctico característico de la época. Ubicada a orillas del arroyo Miguelete, fue residencia de verano de Agustín de Castro, político y militar destacado.

Los hermanos Castro adquirieron sus quintas en 1866: la de Carlos desde la calle Sipe-Sipe hasta Avda. Millán; la de Agustín, hacia Avda. Agraciada en el Paso del Molino.

Las herederas vendieron la quinta para su anexión al Parque Prado, aumentando su extensión en once manzanas con notables plantaciones y bosque, incluyendo un tramo del arroyo Miguelete.

Actualmente, la casa principal funciona como Centro Comunal Zonal N°14, conservando ejemplares vegetales valiosos. La escuela pública ocupa parte del terreno. La casa presenta modificaciones y muchas funciones originales se han perdido.

Capurro fue una figura clave en la introducción del eclecticismo historicista italiano en la arquitectura uruguaya de finales del siglo XIX. Las principales características de su arquitectura eran la simetría, el uso de elementos clásicos como columnas y frontones, y una rica ornamentación. En esa época, desarrolló numerosas residencias para la alta sociedad, prestando especial atención al entorno paisajístico.

La Casa Quinta de Agustín de Castro se inscribe en un conjunto de obras en las que Capurro pone en práctica el ideal de la villa italiana, en diálogo con un paisaje urbano en expansión y con una visión higienista y moderna de la ciudad.

Capurro fue una figura clave en la introducción del eclecticismo historicista italiano en la arquitectura uruguaya de finales del siglo XIX. Las principales características de su arquitectura eran la simetría, el uso de elementos clásicos como columnas y frontones, y una rica ornamentación. En esa época, desarrolló numerosas residencias para la alta sociedad, prestando especial atención al entorno paisajístico.

La Casa Quinta de Agustín de Castro se inscribe en un conjunto de obras en las que Capurro pone en práctica el ideal de la villa italiana, en diálogo con un paisaje urbano en expansión y con una visión higienista y moderna de la ciudad.

1. Composición General y Estilo

La Casa Quinta de Agustín de Castro presenta una composición arquitectónica de clara inspiración clásica, donde predominan la simetría y la horizontalidad, principios fundamentales del eclecticismo historicista italiano adoptado por el arquitecto Capurro. La estructura responde a una organización tripartita de raíz clásica, reflejada en tres niveles definidos: el basamento, el cuerpo central y el coronamiento.

2. Coronamiento

El coronamiento se resuelve mediante una cornisa continua decorada con dentículos y una balaustrada con óculos. Este cierre armonioso acentúa la silueta del edificio, reforzando su carácter noble y sereno, evocando la imagen de los palazzi italianos renacentistas.

3. Basamento y Cuerpo Central

El basamento, ejecutado en mármol blanco, eleva la vivienda del nivel del terreno, confiriéndole monumentalidad y destacándola del paisaje inmediato. Sobre este se asienta el cuerpo central, caracterizado por una secuencia rítmica de ventanas amplias, que aportan iluminación y ventilación natural. Este nivel se refuerza visualmente con un balcón corrido que subraya la horizontalidad, rasgo clave del lenguaje arquitectónico clásico.

4. Acceso Monumental y Loggia

La escalinata exterior cumple una función tanto práctica como escénica. Más que un mero elemento de transición, propone un recorrido ascendente que acentúa la perspectiva frontal y ritualiza el ingreso. Esta conduce a una loggia central abierta, flanqueada por columnas corintias acanaladas con capiteles ornamentados con figuras femeninas y hojas de acanto. Las guirnaldas y cintas vegetales refuerzan su dimensión escultórica, otorgando solemnidad al acceso. La loggia actúa como espacio de transición entre el ámbito público y el privado, enmarcando vistas hacia la ciudad y jerarquizando el ingreso. Este tratamiento escenográfico es característico del ideal de villa italiana reinterpretado en clave montevideana de fines del siglo XIX.

5. Elementos Ornamentales y Funcionales

El tratamiento del pavimento en el interior de la loggia se emplea un damero blanco y negro de gran formato, en alusión a la tradición renacentista y barroca italiana. Este diseño intensifica la axialidad del acceso, genera profundidad visual y dialoga con la luz natural que penetra por la galería abierta.

Las puertas-ventanas de madera pintadas de blanco, con celosías plegables y acristalamientos superiores, permiten ventilación e iluminación constantes, en coherencia con el ideal higienista de la época. La simetría de su disposición refuerza la lógica compositiva del conjunto. El zócalo interior de mármol blanco protege los muros y establece una transición elegante entre pared y piso.

6. Vanos y Cornisa

La ventana retratada se remata con un frontis recto sostenido por ménsulas ornamentales. Este recurso jerarquiza el vano y aporta ritmo al desarrollo de la fachada. Las persianas tipo mallorquina —blancas, de madera— conjugan funcionalidad y estética: aseguran ventilación controlada, sombra y armonía cromática. Las molduras rehundidas alrededor del vano acentúan el juego de luces y sombras, típico del academicismo.

Finalmente, la cornisa superior con modillones escalonados actúa como remate visual y funcional, conectando con la balaustrada superior. Este elemento refuerza el perfil compacto del edificio, cerrando la fachada con elegancia.

1. Composición General y Estilo

La Casa Quinta de Agustín de Castro presenta una composición arquitectónica de clara inspiración clásica, donde predominan la simetría y la horizontalidad, principios fundamentales del eclecticismo historicista italiano adoptado por el arquitecto Capurro. La estructura responde a una organización tripartita de raíz clásica, reflejada en tres niveles definidos: el basamento, el cuerpo central y el coronamiento.

2. Coronamiento

El coronamiento se resuelve mediante una cornisa continua decorada con dentículos y una balaustrada con óculos. Este cierre armonioso acentúa la silueta del edificio, reforzando su carácter noble y sereno, evocando la imagen de los palazzi italianos renacentistas.

3. Basamento y Cuerpo Central

El basamento, ejecutado en mármol blanco, eleva la vivienda del nivel del terreno, confiriéndole monumentalidad y destacándola del paisaje inmediato. Sobre este se asienta el cuerpo central, caracterizado por una secuencia rítmica de ventanas amplias, que aportan iluminación y ventilación natural. Este nivel se refuerza visualmente con un balcón corrido que subraya la horizontalidad, rasgo clave del lenguaje arquitectónico clásico.

4. Acceso Monumental y Loggia

La escalinata exterior cumple una función tanto práctica como escénica. Más que un mero elemento de transición, propone un recorrido ascendente que acentúa la perspectiva frontal y ritualiza el ingreso. Esta conduce a una loggia central abierta, flanqueada por columnas corintias acanaladas con capiteles ornamentados con figuras femeninas y hojas de acanto. Las guirnaldas y cintas vegetales refuerzan su dimensión escultórica, otorgando solemnidad al acceso. La loggia actúa como espacio de transición entre el ámbito público y el privado, enmarcando vistas hacia la ciudad y jerarquizando el ingreso. Este tratamiento escenográfico es característico del ideal de villa italiana reinterpretado en clave montevideana de fines del siglo XIX.

5. Elementos Ornamentales y Funcionales

El tratamiento del pavimento en el interior de la loggia se emplea un damero blanco y negro de gran formato, en alusión a la tradición renacentista y barroca italiana. Este diseño intensifica la axialidad del acceso, genera profundidad visual y dialoga con la luz natural que penetra por la galería abierta.

Las puertas-ventanas de madera pintadas de blanco, con celosías plegables y acristalamientos superiores, permiten ventilación e iluminación constantes, en coherencia con el ideal higienista de la época. La simetría de su disposición refuerza la lógica compositiva del conjunto. El zócalo interior de mármol blanco protege los muros y establece una transición elegante entre pared y piso.

6. Vanos y Cornisa

La ventana retratada se remata con un frontis recto sostenido por ménsulas ornamentales. Este recurso jerarquiza el vano y aporta ritmo al desarrollo de la fachada. Las persianas tipo mallorquina —blancas, de madera— conjugan funcionalidad y estética: aseguran ventilación controlada, sombra y armonía cromática. Las molduras rehundidas alrededor del vano acentúan el juego de luces y sombras, típico del academicismo.

Finalmente, la cornisa superior con modillones escalonados actúa como remate visual y funcional, conectando con la balaustrada superior. Este elemento refuerza el perfil compacto del edificio, cerrando la fachada con elegancia.

Nube de Puntos

Modelo 3D

Estado General

  • Estructura: Buena estabilidad global, con signos de deterioro progresivo en elementos exteriores.
  • Modificaciones: Reformas interiores para usos administrativos; fachada y jardines mantienen componentes originales.

Patologías Constructivas Identificadas

CATEGORÍA DESCRIPCIÓN
Fisuras Estructurales Grietas activas en muros y pilares, con trazas diagonales/verticales.
Pérdida de material Desprendimientos de revoques, fracturas en mármol, erosión superficial.
Humedad Humedad ascendente, condensación, filtraciones y eflorescencias.
Ornamentación dañada Roturas, desgaste y pérdida de piezas ornamentales originales.
Oxidación interna Corrosión de armaduras metálicas en moldura con fisuración asociada.
Carpinterías degradadas Postigos y puertas-ventanas hinchadas, pintura descascarada.
Contaminación biológica Presencia de algas, hongos, musgos y vegetación espontánea
Intervenciones no integradas Instalaciones visibles, bajadas de pluviales mal ejecutadas.
Pintadas y grafitis Inscripciones en fachada, daño visual y simbólico.

Estado General

  • Estructura: Buena estabilidad global, con signos de deterioro progresivo en elementos exteriores.
  • Modificaciones: Reformas interiores para usos administrativos; fachada y jardines mantienen componentes originales.

Patologías Constructivas Identificadas

  • Fisuras Estructurales – Grietas activas en muros y pilares, con trazas diagonales/verticales
  • Pérdida de material – Desprendimientos de revoques, fracturas en mármol, erosión superficial
  • Humedad – Humedad ascendente, condensación, filtraciones y eflorescencias
  • Ornamentación dañada – Roturas, desgaste y pérdida de piezas ornamentales originales
  • Oxidación interna – Corrosión de armaduras metálicas en moldura con fisuración asociada
  • Carpinterías degradadas – Postigos y puertas-ventanas hinchadas, pintura descascarada
  • Contaminación biológica – Presencia de algas, hongos, musgos y vegetación espontánea
  • Intervenciones no integradas – Instalaciones visibles, bajadas de pluviales mal ejecutadas
  • Pintadas y grafitis – Inscripcioens en fachada, daño visual y simbólico

Recomendaciones Prioritarias

  1. Relevamiento técnico integral (estructural, material, patrimonial).
  2. Estudios de suelos y fisuras para determinar origen del movimiento diferencial.
  3. Plan de restauración gradual:
    • Consolidación estructural.
    • Recuperación ornamental.
    • Limpieza y protección de superficies.
  4. Programa de mantenimiento preventivo:
    • Control de humedad.
    • Reparaciones menores.
    • Protección contra vandalismo.

Valoraciones patrimoniales

La casa representa un valioso testimonio de la arquitectura ecléctica finisecular en Montevideo, reflejando la cultura de la alta burguesía y el desarrollo urbano del Prado. Su preservación y reutilización como espacio público contribuyen a la memoria histórica y cultural de la ciudad.

Bibliografía

  • Itinerario Prado “Huellas de la Belle Epoque”
  • Los Barrios de Montevideo: IV. Paso Molino, El Prado y sus alrededores. Aníbal Barrios Pintos, Washington Reyes Abadie. Editorial: Intendencia Municipal de Montevideo.
  • El Prado y antiguas costas del Miguelete : 1860 – 1930
  • Casa Quinta de Agustín de Castro, Departamento de Documentación e información, Instituto de Historia, FADU-UdelaR.

Créditos

Curso: FRac – Fotogrametría de Rango Cercano Aplicada a la Arquitectura

Docente Responsable: Fernando García Amen – 

fadu I Semestre 1 I 2025 I Equipo N°7

Anthony González
Estudiante
Estudiante de Fadu - Udelar
Jessica Pereira
Estudiante de Fadu - Udelar
Jessica Balao
Estudiante de Fadu - Udelar